“... Mira el mundo allí fuera, dios mío, dios mío, míralo allí fuera, fuera de mi, más allá de mi cara. Solo hay un modo de tocarlo: hacerlo finalmente mío, meterlo en la sangre, donde latirá diez veces, diez mil veces en un día. Lo tendré siempre conmigo, par que nunca se me escape. Lo tendré conmigo algún día. Por ahora lo he rozado con la punta de los dedos. Es un comienzo."
Fahrenheit 451 (Ray Bradbury)